El origen de este catálogo está en las búsquedas que realizamos para elaborar un directorio de artistas y artesanos de Hidalgo. Un trabajo así era ya necesario para reunir en un mismo espacio a un grupo de artistas que ha trabajado en territorio hidalguense y otros que siendo de origen hidalguense y aun viviendo en otros estados de la República, mantienen el contacto con los espacios culturales de esta entidad. La vecindad que comparten unos y otros en este catálogo permite hacer algunas valoraciones generales y llegar a algunas conclusiones sobre las características principales del arte contemporáneo en Hidalgo, las tendencias predominantes y las posibles líneas que han comenzado a desarrollarse recientemente. Nuestras indagaciones nos permitieron identificar tres grupos principales dedicados a la creación plástica. El primer grupo es el de los artesanos, quienes realizan una actividad dirigida a la satisfacción de necesidades materiales y simbólicas, dedicando a eso todo su tiempo de trabajo. Aunque también hay artesanía solamente decorativa, lo que más abunda es la producción de objetos útiles, los que se distribuyen a través de la compraventa y del trato persona a persona, circulando en los mercados y al margen de las instituciones artísticas. El segundo grupo es el de las personas sin preparación académica, quienes se dedican a la producción de obra plástica con fines estéticos y de satisfacción personal, no dirigida a los circuitos artísticos tradicionales. Estos aficionados dedican sólo una parte de su tiempo libre a tal actividad, a veces de manera muy esporádica. Los resultados suelen ser técnica y estéticamente imperfectos en tanto los productores (y generalmente sus maestros y guías) no dominan los lenguajes ni las técnicas de las artes contemporáneas, ya que carecen de formación académica en el campo de las artes plásticas. Los artistas aficionados participan también de un mercado artístico, pero es una estructura de mercado similar a la del resto de las artesanías, salvando las diferencias en cuanto a los criterios de valor que rigen el proceso (para el valor de la pieza artesanal se tiene en cuenta, junto con el aspecto estético, la posible utilidad; para una pintura, solamente su función decorativa). Pero el hecho de no estar destinadas a funcionar dentro de la institución arte, sino dentro del mismo mercado donde se realizan las artesanías la aleja de las llamadas artes profesionales Por artistas profesionales entendemos en este contexto a aquellos educados en instituciones académicas, o mediante talleres y cursos especializados. Su producción está dirigida a circular y ser consumida en los circuitos artísticos tradicionales (galerías, museos y otros espacios alternativos). Tanto el proceso de producción como el de consumo de su obra son fundamentalmente estéticos y no utilitarios. Precisamente con los artistas pertenecientes a ese grupo hemos organizado este catálogo, aun a sabiendas de que un estudio de las artes plásticas en el estado no estará completo hasta que incluya todos los elementos que hasta aquí hemos mencionado. Por eso consideramos ésta como la primera parte de lo que sería un estudio más amplio e inclusivo. En todo caso no podemos iniciar este acercamiento a las artes plásticas en Hidalgo sin subrayar la importancia que tienen las formas de producción, distribución y consumo de la cultura visual popular, sean las artesanías o bien el arte de aficionados. En ese panorama también resultan importantes los monumentos que forman parte de la memoria y de la cotidianidad visual de los hidalguenses. Sean las numerosas pinturas rupestres localizadas en el territorio o bien los restos arqueológicos que todavía pueden encontrarse abundantemente en algunas zonas. Tampoco debemos olvidar las extraordinarias muestras de arquitectura religiosa, de los siglos xvi al XVIII, interesantes no sólo como construcciones, sino también porque en la mayoría de los casos traen asociados verdaderos sistemas plásticos que incluyen la pintura mural y de retablos, la escultura de bulto y relieve y una amplia gama de manifestaciones de las artes decorativas Las artes plásticas en Hidalgo muestran una fisonomía totalmente distinta de la del arte contemporáneo que circula a nivel internacional (incluyendo a la Ciudad de México). El eclecticismo que reina en las artes plásticas actuales, a nivel internacional, resulta del desarrollo de varias tendencias que a mediados de siglo cambiaron el panorama del arte moderno: el expresionismo abstracto, el nuevo realismo, el pop, el hiperrealismo, el neodadá y el conceptualismo en sus múltiples variantes y metodologías, el arte de ideas, el arte objetual, el arte ecológico y el arte del cuerpo, el happening y el performance, entre otras. Algo de cada una de aquellas tendencias podemos encontrar hoy día en la obra de los artistas más famosos, y aun de aquellos que simplemente trabajan de acuerdo a las metodologías y las tecnologías (puesto que ya es imposible hablar de “estilos”) que hoy predominan. Debe quedar claro que la filiación de muchos artistas a estas corrientes no responde simplemente a una cuestión de modas, sino a que ya existe una sensibilidad estética, tanto en los artistas como en el público, una especie de predisposición hacia ese tipo de formas de expresión, además de que hay una atmósfera social e institucional que favorece la consolidación de tal sensibilidad. Ahora bien, la peculiaridad del caso hidalguense es que difícilmente pueden encontrarse manifestaciones de esa sensibilidad estética. Las causas pueden ser múltiples: un ambiente cultural conservador, una institución-arte poco influyente, en consecuencia, los factores de mercado del arte, políticas culturales y corrientes de opinión (crítica y teoría del arte) no logran penetrar en la conciencia estética a nivel social, y no rigen, como en otros lugares, la actividad artística. En Hidalgo las estructuras institucionales son aún incipientes, tanto en lo que respecta al mercado de arte, como a la educación artística, los espacios de exhibición y los espacios de crítica, divulgación y discusión. De modo que los artistas trabajan todavía muy aislados entre ellos mismos y con respecto a lo que sucede en el exterior. La información no circula de una manera dinámica, no hay retroalimentación mediante el debate y la crítica y pocos artistas parecen estar interesados en actualizarse respecto a lo que sucede a nivel internacional. Este no es un fenómeno aislado ni inexplicable. Es más bien común a los espacios culturales que han permanecido al margen de la utopía postindustrial y del consiguiente fenómeno de “globalización” estética. En términos estéticos, los centros de poder económico han generado esa sensibilidad postmoderna a la que me refería antes. Dicha sensibilidad cuajó en una serie de tendencias artísticas que fueron rápidamente asimiladas como paradigmas del arte internacional. A su distribución e imposición universal contribuyeron las condiciones de “aldea global” en que se vive actualmente. Pero hay una paradoja: los espacios periféricos (donde hay aldeas de verdad) parecen permanecer al margen de esa globalización tan llevada y traída y además tienen estructuras sociales reacias a asimilar acríticamente modos de producción cultural que no compaginan con sus realidades económicas ni tecnológicas. Esto no debe servir de argumento para una apología ni para un rechazo a priori de un arte como el que se hace en Hidalgo, es simplemente un hecho. Un hecho que debe ser aceptado como punto de partida para cualquier análisis de dicho arte, para cualquier intento de entender la lógica de dicho arte en relación con su contexto. Para ser definido en relación con un territorio determinado el arte debe ser el resultado de una interacción entre el artista y el contexto social, debe asimilar elementos culturales de dicho contexto y responder a necesidades culturales de la comunidad donde se generó. Si bien la definición territorial de una producción artística no constituye per se un elemento axiológico, reconocer que dicha producción interactúa con su contexto de una manera crítica y dialéctica si es un paso importante para su valoración en términos socio-estéticos. Una revisión de las obras producidas por los artistas selección nados para este catálogo nos permitiría encontrar ejemplos muy concretos de una interacción con el patrimonio visual local. Primero habría que mencionar una vastísima producción plástica debida al trabajo de artistas como Castellanos y Jesús Becerril quienes, trabajando a partir de estereotipos culturales, han creado un híbrido entre la sensibilidad popular y el arte académico. Sin pretender una trascendencia más allá de las fórmulas pictóricas que usualmente han manejado, tales artistas han logrado popularizar sus esquemas de percepción, contribuyendo a la consolidación de un gusto y además formando escuela. Muchos de los artistas aficionados que proliferan en el estado de Hidalgo cuentan entre sus referencias tanto el paisajismo tal como lo trabajó Castellanos, como la pintura, fundamentalmente religiosa de Becerril. No es de extrañar que en un medio fundamentalmente rural como el de Hidalgo, la pintura de géneros sea lo más socorrido. El paisaje, las naturalezas muertas, los temas religiosos, las representaciones de personajes y escenas pintorescas, así como de monumentos arquitectónicos, héroes y asuntos históricos son los temas en que se resume la actividad artística en la mayor parte de las comunidades hidalguenses. Además de los artistas mencionados, hemos incluido obras de Jesús Mora Luna, Salvador Elguero Cancino y Natividad Jaime Nieto. José Hernández Delgadillo, Eloy Trexo, Arturo Moyers, Enrique Garnica y Salvador Rivera son de los artistas que han estado involucrados en proyectos de arte público, muchos de los cuales han sido realizados en el estado de Hidalgo. Tanto por medio de la pintura mural como de pinturas y esculturas monumentales han estado participando de una tradición que mantiene viva la proyección social del arte, tal como fue puesta en práctica por el muralismo que se inició en los años 20. Con estas obras se busca una integración del arte en el ámbito urbano y un consumo estético fuera de los espacios de exhibición tradicionales. Al mismo tiempo se trata de difundir un discurso de connotaciones humanistas, acerca de problemas que atañen a la sociedad contemporánea, desde la ecología hasta la política, desde el desarrollo tecnológico hasta la historia nacional. Delgadillo es quien ha sostenido una trayectoria más militante dentro de ese tipo de arte, lo que se refleja en la tendencia humanista de sus temas y en el intento de construir símbolos y metáforas de la lucha de clases. Garnica ha mantenido, tanto en su trabajo de caballete como en su obra de gran formato, una iconografía grotesca que pretende representar las deformaciones y los vicios de la sociedad contemporánea. Los temas de sus cuadros, tratados en ocasiones con un humor sarcástico, contienen muchas referencias de la cultura popular y de situaciones típicas del contexto social hidalguense. Trexo, quien en su obra mural también ha asumido compromisos con los sectores obreros y campesinos, realiza actualmente una serie de óleos en los que representa de manera un tanto “naif” el aspecto de los barrios populares de Pachuca. Otros artistas buscan la identificación con este contexto, en tanto se apropian de soluciones técnicas y formales, extraídas de la tradición de artesanía y arte popular. Mucho de eso hay en el aspecto decorativo de las pinturas sobre madera que realiza Ana Luisa Domini, quien además tiene ya bastante experiencia como artesana, tanto en la decoración de cerámicas de Huasca como en la elaboración de objetos pintados. También residentes en Huasca, María Eggers Lan y Armando Dilon han trabajado tanto la cerámica como la pintura con estilos en que se manifiesta una auténtica asimilación de elementos culturales de origen popular. Leo Acosta, pese a no residir ya en el estado de Hidalgo, sigue haciendo una obra que se inserta perfectamente en este espacio, por la recreación de formas y colores muy similares a los de la tradición artesanal indígena. La pintura de Mario Patiño, oriundo de Michoacán, ha seguido una línea semejante, basada en una asimilación de la estética popular, con lo que viene a reforzar su interés por los grupos sociales marginados. Por otra parte están fotógrafos como Alicia Ahumada y David Maawad, de Chihuahua y Oaxaca respectivamente, quienes han realizado una importante labor documental sobre aspectos fundamentales de la cultura hidalguense. Uno de los más importantes trabajos de David es su ensayo fotográfico acerca de las minas de Pachuca. Alicia por su parte ha hecho fotos en las comunidades rurales e indígenas de la Sierra y del Valle del Mezquital, reflejando sus condiciones de vida. Recientemente se han visto los primeros resultados de un trabajo fotográfico que viene realizando hace algún tiempo la fotógrafa María Ignacia Ortiz, con el que está captando elementos esenciales de la arquitectura religiosa, de la que Hidalgo posee un rico patrimonio. Por su parte Juan Carlos Valdez ha estado preparando en los últimos dos años un trabajo documental que también tiene como asunto la cultura hidalguense. Como puede apreciarse a primera vista, el arte en Hidalgo resulta de una combinación entre el énfasis en las soluciones formales y el interés en una práctica artística relacionada con su contexto, así como la incorporación de un contenido ético en muchas de las obras. Esos son elementos heredados de la modernidad y de su utopía estética y social que pretendía salvar al individuo de su creciente enajenación e incorporar el arte a la dinámica social. De aquella utopía se derivó un arte con una profunda carga ética y política, una orientación hacia la historicidad de los procesos culturales y una fidelidad a la idea del progreso como motor del desarrollo social. Todo ello sustentado en una frenética necesidad de cambios estéticos. Pese al evidente influjo de esas ideas entre los artistas hidalguenses, tales postulados no han sido llevados a la práctica de una manera drástica. Más bien hay una postura intermedia entre el esteticismo y la preocupación social de las vanguardias. Esta posición es apreciable también en artistas que hacen una obra más individualista, en tanto asumen el arte como vehículo de expresión del yo, como estrategia de producción de imágenes con una carga espiritual inmanente. En los mejores casos se trata de una espiritualidad crítica, es decir que resulta de una crisis del sujeto y de una relación conflictiva de éste con el espacio social. En ese caso están las pinturas de Adolfo Ledezma, quien comparte con Garnica la tendencia a una figuración expresionista que encuentra en lo grotesco y lo absurdo las bases para una metáfora sobre el desgaste moral de los individuos y de la sociedad. Ambos artistas tienen puntos de coincidencia con Mario Patiño, sobre todo en el tratamiento irónico de los símbolos, en la sordidez de los espacios representados, en la terrible sensación de soledad que reflejan sus personajes. Estos efectos les dan a sus pinturas una extraordinaria capacidad de impacto visual, que las coloca entre lo más interesante de la producción pictórica en Pachuca. A este grupo de potentes creadores debemos añadir a José Luis Vera y a Héctor Vázquez, quienes residen en Toluca y Oaxaca respectivamente. En una línea mucho más ecléctica están los trabajos de artistas como César Santillán y Andrés Sánchez de Tagle. César Santillán hace una obra historicista sobre la base del collage, apropiándose de reproducciones de la pintura renacentista y barroca o de las escuelas del diseño moderno, como la Bauhaus y componiendo en un mismo cuadro, fotografías, textos, fotocopias y objetos. Por su parte Tagle realiza obras en las que recurre a citas y curiosas combinaciones estilísticas, enfatizando el dibujo con un realismo muy ambiguo, en una tendencia que ya tiene antecedentes en artistas como Pedro Coronel, Rafael Cauduro o Arturo Rivera Por otra parte están artistas como José Bazán, Fernando Ramírez Capmany (+), Gabriel Téllez o Isidro Botalín, quienes se concentran más en la cualidad física del objeto artístico que en su dimensión ideológica. Bazán, Capmany y Téllez han ido a la cuestión elemental de la escultura: la transformación de la materia para crear masas y planos que sean expresivos por sí mismos. Capmany lo hizo con un apego a la piedra, que lo llevó a trabajar con un impulso casi primitivo para crear formas que son reminiscencias del arte prehispánico, con posibles influencias de Brancussi o Moore. Bazán hereda de las vanguardias el afán de experimentación, el deseo de probarlas posibilidades plásticas de materiales disímiles, el interés por las posibilidades de movimiento (aunque sea virtual), la combinación de lo abstracto con lo figurativo y la incorporación de una cierta ludicidad en la relación obra-espectador en algunas de sus esculturas. Botalín, con una obra que tiende más bien a lo apacible, sintetiza un estilo figurativo que en su trabajo gráfico (especialmente en sus litografías) alcanza su más sólida concreción, y que en sus recientes pinturas se vincula con elementos decorativos que dan a sus cuadros una apariencia de sensualidad, demasiado inmediata para no ser irónica. Una figura inobviable en este catálogo es Byron Gálvez, probablemente el artista hidalguense que más promoción ha recibido en los últimos años. Gálvez tiene todos los rasgos de un artista enérgico y temperamental. Al menos su obra, que abarca tanto la pintura como la escultura y el grabado, sugiere una vitalidad muy independiente de las influencias que sin duda pueden atribuírsele. El modo en que ha sintetizado dichas influencias también habla de su apego por una línea estilística muy bien definida, derivada de las enseñanzas vanguardistas de Europa y América Latina. Una caracterización de la plástica que se produce en Hidalgo deberá tener en cuenta al menos estos rasgos: Un notable apego de los artistas por las técnicas y soportes tradicionales, fundamentalmente la pintura, la escultura y el grabado, una afición por los estilos de la vanguardia internacional, especialmente el surrealismo, el expresionismo y la abstracción, y una presencia importante de artistas con evidente influencia de la vanguardia mexicana, incluyendo el muralismo y la gráfica popular de carácter nacionalista, así como importantes figuras como Rufino Tamayo, Remedios Varo o Rodolfo Morales. Dentro de este panorama se destaca una amplia producción artística con contenidos de crítica social, así como un sector estrechamente vinculado con la cultura popular. Con estas características el arte de Hidalgo (que definitivamente significa arte en y desde Hidalgo) posee las potencialidades necesarias para desarrollarse como un movimiento sólido y cada vez más consecuente con la realidad de su contexto sociocultural. Esto se logrará en la medida que los artistas interactúen de manera más consciente con dicho contexto, sin perder de vista la contemporaneidad en su sentido más universal. Igual de importante resulta que las instituciones amplíen las posibilidades de participación y diálogo y que se estimulen, con madurez e inteligencia, las actividades de promoción, educación e investigación artística. Probablemente este catálogo sea un paso más para la consecución de tales objetivos. Al menos esperamos que sirva para incentivar el debate, divulgar dentro y fuera de la entidad la existencia de un grupo de artistas plásticos comprometidos con el trabajo creativo y otorgar a dichos artistas la posibilidad de reconocerse a sí mismos como parte de una totalidad, variada, pero con muchos elementos en común.
Elemento | Descripción |
---|---|
Autor | Juan Antonio Molina |
Título | Arte contemporáneo en Hidalgo |
Subtítulo | Catálogo |
ISBN | 968-6806-94-6 |
Editorial | © Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo |
Serie | Otros |
Fondo | Consejo Estatal para la Cultura y Las Artes |
No. de páginas | 133 |
Número y año de edición | Primera edición: Diciembre 1998 |
País | México D. F. |
1 Comment
El arte siempre ha sido una forma expresiva muy importante dentro de la cultura de la sociedad. En este libro fue muy grato ver como se ha tomado la importancia necesaria por saber como el ámbito artístico ha crecido enormemente en el estado y el tipo de arte que se esta realizando, quienes son los artistas actuales y posiblemente ver como ha estado evolucionando la forma de hacer arte.
Add Comment