Miniaturas de Madera con Incrustaciones de Concha de Abulón del Valle del Mezquital, Hidalgo

Las artesanías indígenas mexicanas son un reflejo de la sensibilidad e idiosincrasia de sus artífices; los objetos producidos dentro de esta tradición encuentran considerable aceptación en el mercado, por su colorido y originalidad.
La creación artesanal constituye parte de una tradición familiar que ha pasado de padres a hijos y se ha arraigado en su forma de vida, al constituirse en una fuente básica o alternativa de sustento. Los hogares de muchos artesanos mexicanos son, a la vez, verdaderos talleres de producción, en lugares donde la convivencia durante la alimentación, el descanso, el tiempo de ocio y las demás actividades de la vida cotidiana se mezclan con el artificio de las manualidades.
Los cronistas del mundo prehispánico señalan en múltiples pasajes la habilidad e ingenio del indígena en la elaboración de los objetos artísticos de la más variada naturaleza: cerámica, textiles, lapidaria, plumaria, curtiduría, joyería y pintura.
Al encuentro de las culturas hispánica e indígena, el lugareño interiorizó una nueva concepción de su realidad; con el paso del tiempo se conforma el sincretismo de culturas y tradiciones distintas. Cosmogonía y teogonía se funden en 300 años del virreinato. La nueva religión presentó la posibilidad de practicar otras manifestaciones artísticas y dio ocasión a que los mestizos aplicaran una gama de brillantes colores para matizar sus festividades, la interpretación de los pasajes bíblicos, la representación de imágenes de santos y la ilustración de milagros. Pero el Mundo también los inspiró: la vida misma fue su puente de creación.